Varamientos inusuales de mantas en las playas españolas: han aparecido 20 esta primavera

Los expertos en este tipo de peces se preguntan qué ocurre este año con las mantas (Mobula mobular) en el Mediterráneo, una especie en peligro de extinción. Su presencia y la de tiburones es habitual en las aguas mediterráneas, pero esta primavera se han detectado 20 varamientos del impresionante animal: algunos de los ejemplares que han encallado medían cuatro metros de largo, con la cola, y hasta tres metros de ancho. Los casos se han producido en Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía e islas Baleares.

“Es un comportamiento de la especie totalmente inusual, el año pasado localizamos una hembra en la playa de Calafell (Tarragona), que parió una cría que alcanzó el agua”, explica Claudio Barría, experto en tiburones y rayas de la UICN y director de Catsharks, asociación para la conservación de los elasmobranquios (tiburones, rayas) y sus ecosistemas. La madre pudo volver al mar, después de ser atendido por del Centro de Recuperación de Animales Marinos (CRAM).

Lucía Garrido, responsable del área clínica y de rescate del CRAM ha participado en alguna de las recuperaciones de mantas. A pesar de las dimensiones de los animales localizados en problemas ―pesan entre 260 y 300 kilos― explica que “no son agresivos y aunque cuentan con un pequeño aguijón no tiene venero, algo que sí ocurre en otras especies de rayas”. Lo más peligroso es manejar el ejemplar debido a su envergadura y a que hay que actuar “minimizando el estrés”.

La organización de Garrido se activa cuando se localiza a algún individuo cerca de la línea de costa, un lugar donde no es habitual que se encuentren. “No hace falta que toquen playa, hemos tenido actuaciones diferentes, el ejemplar de Sitges estaba en la arena ya muerto y el de Tossa de Mar a tres metros de profundidad dado la vuelta”, detalla. En Badalona localizaron este martes a una cría de 50 kilos, que no sobrevivió.

Sin patrón claro

Ante la falta de datos, diferentes entidades expertas en la investigación de las especies en el Mediterráneo han formado un grupo de trabajo para intentar desentrañar qué lleva a las mantas a acercarse a las costas y morir allí. Todo apunta a “múltiples factores ante la falta de un patrón claro en los registros”, señalan en un comunicado. Garrido remarca que “es un lujo tener a un animal tan majestuoso en nuestras aguas, y dentro del momento trágico intentamos ver cómo ayudarles”.

El grupo ha establecido unas pautas comunes y se están realizando análisis patológicos y medioambientales con el fin de identificar con exactitud que factores podrían estar influyendo. “Las que hemos encontrado en Cataluña son hembras, y se baraja como una de las hipótesis que se acerquen algo a la costa para parir y se puedan estresar y acabar en las playas”, comenta Barría. La especie no puede sobrevivir fuera del mar, porque es un animal que consigue el oxígeno filtrando el agua por su boca y sus branquias.

En los últimos años, varios grupos de seguimiento han documentado un incremento en los registros de mantas en las costas del Mediterráneo español, tanto peninsular como insular. “Pero que crezca una especie no es razón para que haya más varamientos, deberían vivir en el mar sin problemas”, concreta Barría.

Montse Pal, representante del Centro de Recuperación de Animales Marinos del Mediterráneo (CRAM), explica que el año pasado solo atendieron a una manta varada, mientras que este año llevan cuatro hembras y no han conseguido salvar a ninguna. “Hemos visto más, pero no han llegado a encallar”, añade.

“No sabemos qué está ocurriendo, por eso es tan importante poner en común los hallazgos, recoger el máximo número de datos, realizar las necropsias y que el mundo científico analice todas las muestras”, plantea. El CRAM lleva funcionando 25 años y han rescatado y devuelto al mar más de 800 tortugas y han atendido a más de 350 delfines.

Los especialistas recomiendan dar aviso inmediato a las autoridades, llamando al 112, ante la presencia de mantas, lo que permitirá una temprana asistencia a los animales que se acercan a las playas. Es primordial no estresar más a los individuos varados, advierten. Por lo que no se deben manipular ni tratar de reintroducir. Además, se recomienda mantener una distancia de seguridad sin perderla de vista.