“La Biblia ha sido el libro de fantasía más influyente de todos los tiempos”
Brian Catling, el nuevo rey del género fantástico de culto, se estrenó como novelista a los 61 años con la titánica y devorable 'Vorrh'


El nuevo rey del fantástico de culto cumplirá este año 71 años y hasta hace una década no había escrito una palabra. Brian Catling (Londres, 1948) era, sin embargo, harto conocido en ambientes artísticos. Escultor, pintor y performer, había probado suerte con la poesía, pero jamás pensó que a los 61 sentiría la imperiosa necesidad de poner en marcha una carrera literaria que no se parece a nada de lo que ha existido antes. Alan Moore, uno de sus más ilustres fans, ha dicho de R.- Exacto. No hay mapa, ni plan. Mi cabeza contiene el libro mientras se escribe, o mientras él me escribe a mí. No tomo notas. El libro está vivo y crece desde la primera palabra, como si esa palabra fuese una semilla. Los personajes van, simplemente, apareciendo, y sus historias se van cruzando de una forma totalmente orgánica. Algunos vienen de muy lejos. Los robots de baquelita que crían a Ismael vienen de cuando era niño. Recuerdo cómo olía la baquelita de las radios antiguas cuando se calentaba. Y que era de un marrón chocolate. De repente un día pensando en eso se me ocurrió que podía haber una pequeña familia de robots hechos con ese mismo material. Los considero poesía escultórico narrativa. P.- Por encima de todo, Vorrh es una increíblemente extraña novela sobre el poder de la imaginación. La sensación es la de que ese jardín, el bosque infinito, el lugar en el que nada importa y todo es posible, es tan peligroso como la imaginación. Porque la imaginación puede llegar a ser peligrosa. ¿Diría que, en ese sentido, la novela es una carta de amor a la idea misma de la imaginación? R.- Oh, es una idea estupenda y casi con toda seguridad lo es. Para mí no existe nada más importante que la imaginación. Siempre animo a mis estudiantes a que la dejen volar tanto como puedan, y que la mantengan al margen del resto, porque la imaginación de cada uno de nosotros es única. Pero uno debe ejercitarla. El artista Peter Blegvad dijo en una ocasión que la imaginación es un músculo que mejora con el ejercicio. Y así es. P.- ¿Y qué le debe el niño Brian a su imaginación? R.- Todo. Era huérfano, un niño adoptado por una familia muy cariñosa que no tenía dinero ni educación, pero que siempre me animó en todo lo que me propuse. Nunca intenté descubrir quién era, preferí inventarme un yo. Siempre me he visto a mí mismo como una especie de cuco rarísimo que sobrevive lejos del nido con invenciones, mentiras, dibujos y relatos. P.- Se ha dedicado usted al arte, pero se ha negado por completo a formar parte del circuito comercial. Crea al margen del mercado, lo que creemos debe resultar, en un mundo como el que vivimos, de lo más complicado. Así que la pregunta del millón de dólares es: ¿por qué? ¿Qué es el arte para usted? R.- No es un principio moral ni nada por el estilo. Es solo que quiero que la libertad para experimentar sea constante y que quiero estar dentro de mis obras, no convertirme en una especie de marca. De vez en cuando vendo alguna cosa. Pero prefiero que el público simplemente disfrute de mis instalaciones. Solo quiero que formen parte de su experiencia y su memoria. Que se conviertan en recuerdos. La imaginación evoluciona a través del arte. El arte abre puertas y caminos que a veces nada tienen que ver con las palabras. Lo visual y lo auditivo pueden hacer que el mundo se detenga, silenciando la lógica durante el tiempo suficiente para dar pie a la irrupción de lo terrible y lo sagrado. El arte abre grietas en otros mundos. Respecto a los artistas, en una ocasión, Robert Graves dijo que existían de dos tipos: el animador de la corte, el bufón que solo piensa en entretener, y el que había elegido el camino oscuro y sombrío, e iba hacia una manipulación chamánica de lo real. A menudo me pregunto en cuál de los dos grupos estoy.
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