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Zverev, la torre que sigue tambaleándose: “Mi nivel es inaceptable”

La eliminación en el estreno ante Berrettini (2-6, 6-3 y 7-5) frustra definitivamente su opción de arrebatar el trono a Sinner y prolonga la secuencia de tropiezos

Alexander Zverev
Alejandro Ciriza

Nada salva a Alexander Zverev, otra vez contra las cuerdas, finalmente vencido. De poco le sirve al alemán que se revuelva en ese intenso y extenuante giro final en el que él y Matteo Berrettini debaten durante 48 pelotazos, hasta que el italiano adquiere una posición franca a media pista y tira un derechazo cruzado e inalcanzable para el rival. Transcurre la escena con el 5-5 y deuce del tercer parcial, y el gigantón de Hamburgo concluye que, definitivamente, ahí se le ha escapado el partido. En consecuencia, fulminante eliminación en Montecarlo (2-6, 6-3 y 7-5), otro buen sopapo y adiós al trono. Si de por sí ya era muy complicado el asalto al número uno para él, dados los últimos tropezones, este último descarta cualquier posibilidad y reafirma el reinado de Jannik Sinner, que a su retorno —4 de mayo, fecha que delimita su castigo— se encontrará la casa tal y como la había dejado. De momento, nadie le aprieta.

Encuentra ahora Sinner el favor de su compatriota Berrettini, un estupendo jugador que poco a poco va escapando de las garras de las lesiones. Torpedeado por diferentes contratiempos físicos a lo largo de los tres últimos años, parece enseñar de nuevo la cabeza. Indispensable su colaboración para el último éxito de su país en la Copa Davis y dos triunfos de coleccionista en este primer tercio de la temporada. A mediados de febrero apeó a Novak Djokovic de Doha y ahora derriba a Zverev sobre la arena del Principado gracias a una demostración de arrojo. “Si perdía, quería que al menos fuera haciéndolo bien. Y, por suerte, ha ido bien. El plan ha sido el mismo todo el rato, pero he cambiado de actitud. He confiado en mis tiros”, expone, al tiempo que matiza: “Crecí jugando en tierra hasta los 19 años, pero me he perdido los grandes torneos de los tres últimos años sobre esta superficie, así que ha sido complicado. Ahora quiero disfrutarlo”.

Aunque sus trallazos remitan al cemento y su progresión más importante haya sido en Wimbledon, donde alcanzó la final en 2021, al tenista romano no le falta razón. Tiene también las hechuras del buen competidor en tierra, o así lo dice la secuencia: 17 victorias en los 18 últimos duelos disputados sobre este terreno, con los títulos de Marrakech, Gstaad y Kitzbühel. A tiempo todavía de reengancharse a la zona noble del circuito —son 28 años y una escalada hasta el 34º peldaño del ranking—, impone su determinación ante un Zverev dubitativo y temeroso, sin chispa otra vez. Especulativo y excesivamente contemporizador, se despide el alemán a las primeras de cambio en Montecarlo, donde nunca se había inclinado en los ocho estrenos previos. No termina de enderezarse después de haber perdido la final de Australia, a finales de enero. A partir de ahí, una decepción tras otra. Un golpe tras otro. Hace autocrítica.

“Una vez que he perdido el saque en el segundo set, he jugado diez veces peor”, introduce. “Mi bola va muy lenta, es la misma historia de estos dos últimos meses. He perdido yo el partido, mi nivel es inaceptable”, constata, sabiendo que ni siquiera ha conseguido sacarle partido a los 39 errores no forzados del adversario. “No tengo ni idea de qué puede estar ocurriendo, ya no sé qué decir. Sigo sin entenderlo. “Perdí en tres sets en Buenos Aires, en tres sets en Río, en tres sets en Indian Wells, en tres sets en Miami y en tres sets aquí... No he ganado ninguno de estos partidos, y eso es lo que importa”, zanja el número dos, que hace un año fue seguramente el tenista más brillante en dirección a Roland Garros. No da con la inspiración hoy por hoy, sino que pierde y pierde, en disonancia con un currículo lleno de trofeos (23) y con la voluntad de alguien que pretende batirse en un cuerpo a cuerpo con Sinner y Carlos Alcaraz.

Ahora mismo, Zverev está lejos de su mejor versión y su renqueante juego se traduce en resbalones; seis derrotas en las 12 últimas citas, las comprendidas entre la final de Melbourne y esta fugaz aparición en el torneo monegasco que dinamita de manera matemática sus opciones de cazar al número uno. Apenas ha rascado 250 puntos y queda a 2.335 de Sinner, beneficiado por la oscilación; se diluye el alemán, a la par que el español no termina de dar con la tecla en los últimos tiempos. Si el murciano ha reconocido abiertamente que la presión por intentar alcanzar la cima ante la ausencia del italiano le ha “matado”, a Zverev, muy cerca de cumplir 28 años, le ha pesado sobremanera el encontrarse ante un escenario inédito, en tanto que se trataba de la primera vez que podía hacer cumbre en toda su carrera. Señores golpes en Indian Wells y Montecarlo, finiquitado allí nada más empezar, y caídas llamativas luego frente a Francisco Cerundolo, Francisco Comesaña, Learner Tien y Arthur Fils.

En abril, a una torre le tiemblan los cimientos.

VITAMINAS PARA PEDRO MARTÍNEZ

A. C.

La desaparición de Zverev del cuadro la brinda a Alcaraz la posibilidad de arrebatarle el segundo puesto del listado. Para ello, las cuentas obligan al español a ganar el torneo el domingo. De entrada, se estrenará este miércoles (hacia las 13.00, Movistar+) frente al argentino Cerúndolo, con un 2-0 favorable en los precedentes.

Hacia las 15.00 saltará a la pista central Djokovic, citado con Alejandro Tabilo. El serbio triunfó en las ediciones de 2013 y 2015, y el año pasado varó en las semifinales. 

La jornada de este martes deparó la salida de Holger Rune, retirado cuando ya perdía por 6-2 y 3-0 contra Nuno Borges,  así como la sufrida victoria del defensor del título, el griego Tsitsipas, ante Jordan Thompson (4-6, 6-4, 6-2). También avanzó Jack Draper (doble 6-1 a Marcos Giron) y cabezas de serie como Fils, Tiafoe o Dimitrov.

En clave española, Pedro Martínez se impuso a Lorenzo Sonego (6-4, 1-6 y 6-2) para lograr su primera victoria en un Masters 1000 desde marzo de 2023, y Roberto Bautista superó a Brandon Nakashima (6-2 y 6-4) para enfrentarse este miércoles (hacia las 13.30) al noruego Casper Ruud. Alejandro Davidovich se medirá (11.00) con Tomás Martín Etcheverry.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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