La deuda de la zona euro se enquista por encima del 87% del PIB en pleno debate sobre el rearme
La tasa de pasivo del conjunto de países de la moneda única creció una décima en 2024; el déficit se moderó del 3,5% al 3,1%

La deuda pública en Europa ha frenado la caída que encadenaba desde 2020, cuando subió extraordinariamente porque la covid obligó a los Estados a utilizar los presupuestos para evitar que la pandemia acabara por arrastrar a la economía a una depresión. Después llegó el rebote del PIB y cuando este se dio de bruces con la invasión de Ucrania por Rusia, se disparó la inflación. Ambos fenómenos —crecimiento y precios desbocados— favorecieron el ajuste de las cuentas públicas, pero el impulso de ambos ha desaparecido y la deuda sigue. La consecuencia es que en 2024 tanto la UE en conjunto como la zona euro han cerrado el ejercicio con una deuda ligeramente superior a la del año anterior: una cantidad equivalente al 81% del PIB y al 87,4%, respectivamente, según ha divulgado Eurostat este martes.
Es difícil saber si el estancamiento del año pasado será solo un alto en la senda del ajuste, un punto muerto que se prolongará durante más tiempo o un año de inflexión. Con el alto grado de incertidumbre que rodea la situación geopolítica (batalla arancelaria en todo el mundo, guerra enquistada en Ucrania y conflicto abierto en Gaza), aventurar qué va a pasar con las cuentas públicas es un ejercicio de alto riesgo. Sin embargo, hay muchos indicios que permiten pensar que la reducción de la deuda pública tardará en volver a bajar, salvo que la actividad económica se reanime de forma imprevista.
La Unión Europea se ha embarcado en una carrera armamentística en los últimos meses, viendo que los riesgos geopolíticos suben y que el paraguas de seguridad que proporcionaba el socio estadounidense ya no está garantizado con Donald Trump en La Casa Blanca. Es habitual oír ahora en Bruselas que “se han acabado los dividendos de la paz”. Es decir, hay que gastar más en defensa y ese dinero tiene que salir de algún sitio: más impuestos, menos inversión en otras partidas de los presupuestos (gasto social, infraestructuras) o deuda. Como pocos Estados parecen dispuestos a explorar con decisión las dos primeras vías, la Comisión Europea ya ha planteado una suspensión de las reglas fiscales para que ese gasto no compute a la hora de reclamar ajustes a las capitales.
Porque ese gasto ya empieza a repuntar en bastantes Estados , especialmente entre los más cercanos a la frontera con Rusia. Aunque por ahora pesa más en las cifras agregadas, lo que pasa en países como Bélgica, Francia o Italia, que lo que sucede en Dinamarca, Estonia o Finlandia. Por ejemplo, en el caso del déficit, la gran reducción de Italia (algo debido exclusivamente a un efecto contable) ha contribuido mucho a la reducción de los números rojos de la zona euro del 3,5% al 3,1%. Y también en el conjunto de la Unión, que ha pasado del 3,5% al 3,2%.
Estos números, tanto de déficit como de deuda, vuelven a situarse por encima de los umbrales que dictan las reglas comunitarias, que siguen marcados a fuego pese a la reforma de las reglas fiscales: del 3% del PIB para el déficit y del 60% para la deuda. La instantánea, sin embargo, es muy heterogénea, puesto que hay Estados con tasas de pasivo muy modestas y otros con números abultados. De este último grupo forma parte España, que aunque haya logrado un robusto descenso de sus números rojos desde los picos marcados durante la pandemia sigue exhibiendo una ratio de pasivo elevada, del 101,8% del PIB en 2024, la quinta más alta de la UE por detrás de Grecia (153,6%), Italia (135,3%), Francia (113%) y Bélgica (104,7%).
Esto supone que España tampoco ha cumplido el año pasado con los objetivos marcados por las normas europeas. Sin embargo, la buena marcha de la economía en los últimos años ha permitido una corrección pronunciada de los desfases presupuestarios sin necesidad de ajustes. Por un lado, la tasa de deuda, aunque lleva años por encima del objetivo, ha bajado con fuerza desde los máximos alcanzados en pandemia, cuando llegó a superar el 120% del PIB. En el último trimestre de 2024 volvió a descender con fuerza, más de cuatro puntos con respecto al ejercicio previo. También han contribuido mucho a esta rebaja las continuas revisiones al alza del PIB que ha hecho el INE por haber infraestimado la actividad económica en la salida de la pandemia.
El déficit también va desinflándose desde las tasas de doble dígito marcadas en pandemia, con una reducción de 8.000 millones de euros en 2024. Además, España cuenta con una ventaja contable para el ejercicio analizado y el actual: el gasto destinado a la reconstrucción de las zonas afectadas por la dana no computará a la hora de establecer si el país ha cumplido con los objetivos presupuestarios europeos.
Aunque la diferencia entre ingresos y gastos públicos ha supuesto en 2024 un 3,2% del PIB, este porcentaje desciende al 2,8% si se le resta el dinero dirigido a paliar los efectos de las inundaciones del pasado otoño, que dejaron daños personales y materiales catastróficos, fundamentalmente en la provincia de Valencia. Así lo explicó la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la presentación del cierre presupuestario a finales de marzo. Ese ajuste contable implica que España ha respetado el umbral máximo del 3% y no se le abrirá un procedimiento de déficit excesivo.
El Gobierno ha desplegado hasta ahora unos 16.600 millones de euros para apoyar las zonas afectadas, además de los recursos movilizados por la Comunidad Valenciana. El impacto de las ayudas sobre las cuentas públicas, según los cálculos de la Autoridad Fiscal, sería de unos 9.500 millones, equivalentes a seis décimas de PIB en 2024 y 2025. Es decir, unas tres décimas por año.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.