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Las mujeres cobran de media 3.500 euros menos al año que los hombres pese a la reducción de la brecha de género

La diferencia salarial entre trabajadores dependiendo de su sexo se situó en el 15,9% en 2022, seis puntos menos que hace dos décadas, según un estudio de Fedea

Una mujer prepara una terraza en San Miguel (Cantabria).
Gorka R. Pérez

La brecha de género en el entorno laboral, o lo que es lo mismo, la discriminación por cuestión de género en cuanto al rendimiento salarial obtenido por desempeñar una tarea equiparable, sigue siendo una realidad que penaliza a las mujeres en España. Sin embargo, esta diferencia entre empleados se ha recortado en 5,9 puntos porcentuales a lo largo de los últimos 20 años, hasta situarse en un 15,9%. Esto se ha producido, entre otras razones, por una cierta segregación en los empleos hacia los que se decantan las mujeres, que se encuentran todavía lejos de las profesiones más tecnológicas. Esta es una de las principales conclusiones del Observatorio trimestral del Mercado de Trabajo que ha presentado Fedea este viernes, en el que ha dedicado un capítulo especial a analizar las distinciones laborales entre hombres y mujeres desde 2002 a 2025.

“Aunque la brecha salarial se ha reducido, las mujeres siguen cobrando menos que los hombres, incluso tras considerar las diferencias de edad, formación, tipo de contrato, tipo de jornada, sector o tamaño de la empresa”, indica el estudio, elaborado por José-Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de Fedea. En esta segunda categoría comparativa ―en la primera se equiparaban trabajadores con la misma edad y nivel educativo―, que ofrece valores mucho más ajustados a la realidad laboral, la rebaja es también llamativa e incluso algo superior, aunque los resultados finales siguen situándose en las dos cifras: ha bajado del 18,7% al 12% (6,7 puntos menos).

“Estamos hablando de que una mujer con los mismos estudios, en el mismo sector, y con un puesto igual en una empresa, gana, de media, 3.500 euros menos al año que un hombre”, ha detallado Claudia Hupkau, profesora asociada de CUNEF, que ha participado en un debate posterior a la presentación del informe. “Sin estos factores de contraste, la diferencia es el doble”, ha añadido.

Dentro de esta situación discriminatoria de base, el estudio advierte de que las diferencias entre géneros se liman ligeramente en función de la edad de los trabajadores. “El diferencial salarial ajustado es menor entre jóvenes (4%) y mayor entre personas de más de 59 años (supera el 15%)”, detalla el informe. Tampoco el nivel de estudios equilibra la balanza: “en 2022 (año en el que se publicó la última Encuesta de Estructura Salarial que toma como referencia el estudio), la brecha se sitúa por encima del 11% en todos los grupos, lo que indica que la educación, por sí sola, no corrige las desigualdades salariales de género”.

Lo mismo sucede con la antigüedad: “a lo largo del tiempo, la brecha salarial de género ajustada es sistemáticamente mayor entre las personas con más años de permanencia en la empresa”, reflexiona el estudio. “En 2022, la brecha casi se duplica entre quienes llevan más de 7 años (14,0 %) respecto a quienes llevan menos de un año (7,8%)”, completa.

Uno de los apartados que mejor evidencia las mayores complicaciones que tienen todavía hoy las mujeres para encontrar un trabajo adecuado a sus aspiraciones es el que muestra cómo siguen siendo ellas las que copan el mayor número de empleos a tiempo parcial cuando no buscan este tipo de jornadas reducidas. “Casi el 70% de las personas que trabajan a tiempo parcial son mujeres, y su brecha salarial alcanza el 9,6%”, señala el documento.

Detrás de las razones que siguen manteniendo vigentes estas diferencias están, en opinión de Hupkau, algunos comportamientos inherentes a cada sexo, y que, en el caso de las mujeres, se evidencia en su predilección por acceder a sectores como el sanitario, en lugar de a otros espacios más masculinizados como el de las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

“Las mujeres siguen eligiendo trabajos peor pagados que los de los hombres, e incluso cuando son mayoría en algunos espacios con mejores sueldos, como el de los médicos, también se observa que ellas cobran menos”, ha indicado la experta. “Las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en actividades como la sanidad, la educación y el trabajo doméstico, mientras que su presencia es marginal en la construcción, el transporte o la industria extractiva, entre otros sectores”, complementa el texto.

Esta predilección por algunos espacios laborales, y que esconde reticencias todavía ancladas en las aspiraciones de muchas mujeres, tiene como resultado una “segregación ocupacional elevada”, que solo puede resolverse con un cambio abrupto de sector de actividad. “Más del 25% de las mujeres tendría que cambiar de ocupación para lograr una distribución equitativa por género”, incide el texto.

Más ayudas

Pese a que el estudio no lo analiza, durante el coloquio posterior a su presentación, tanto su autor, Conde Ruiz, como Hupkau, se han referido a la maternidad como el elefante en la habitación de la discriminación laboral. Pese a valorar medidas como la equiparación en el número de semanas de los permisos de maternidad y paternidad (16), ambos han expresado sus dudas respecto a si solo este tipo de acciones pueden romper con dinámicas muy anquilosadas en el comportamiento natural de muchos hombres.

“Se ha optado por la solución barata”, ha reflexionado Conde Ruiz. “Estos permisos cuestan menos que dar ayudas para poder acceder a las guarderías y, además, no se ha complementado con otro tipo de ayudas para familias jóvenes”, ha añadido. “La brecha se debe a la maternidad y al diferente impacto que tiene entre hombres y mujeres. Creo en las políticas que se están llevando a cabo, pero creo que la evidencia no es aplastante como para dar saltos de alegría, puesto que, por el momento, no vemos un gran aumento en la involucración de los hombres en estas tareas de cuidados. Se necesita todavía tiempo, pero sería mucho más eficaz pensar en una reestructuración de los puestos de trabajo, y ahí es muy complicado que las políticas públicas puedan intervenir”, ha completado Hupkau.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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