Trump pone en riesgo el privilegio exorbitante del dólar
La capacidad del dólar para mantener su dominancia dependerá de cómo Estados Unidos maneje estos desafíos y de las respuestas de los mercados globales

El predominio del dólar estadounidense (USD) como divisa hegemónica, aunque en los últimos años ha sido objeto de un escrutinio superior, era algo sobre lo que no existían dudas. Sin embargo, este debate se ha intensificado recientemente.
Las políticas económicas de la istración Trump, especialmente en relación con los aranceles, han generado una elevada volatilidad en los mercados financieros, llevando a movimientos inusuales para escenarios de risk-off (sentimiento de aversión al riesgo). Tras el “Liberation Day” (2 de abril), el dólar se depreció de forma significativa, un fenómeno inesperado dada su tendencia a apreciarse en tiempos de incertidumbre global. Además, los bonos del Tesoro de Estados Unidos, percibidos como el activo refugio por excelencia, fueron vendidos de forma masiva, generando un aumento importante de sus rendimientos reales. La sorpresa fue que el incremento de la rentabilidad de los bonos no lograse fortalecer al dólar.
Esta desconexión entre el dólar y los rendimientos de los bonos pone sobre la mesa el debate acerca de si los inversores están cuestionando la seguridad y liquidez de los activos denominados en dólares.
En cualquier caso, lo relevante es que estos movimientos, propios de episodios de bond vigilantes (justicieros de los bonos), no son consecuencia únicamente de la política arancelaria, sino que es la suma de un conjunto de políticas que están generando una elevada incertidumbre y, sobre todo, erosionando la confianza en la gobernanza de las instituciones estadounidenses.
Un buen ejemplo y que podría impactar significativamente en el dólar es la pérdida de credibilidad de la Reserva Federal (Fed) si Donald Trump decide presionar a su presidente, Jerome Powell, para que reduzca los tipos de interés. La independencia de la Fed es crucial para mantener la confianza de los mercados en su capacidad para gestionar la inflación y la estabilidad económica. Si los inversores perciben que la Fed está cediendo ante presiones políticas, sin duda debilitaría el dólar a largo plazo.
A día de hoy, resulta muy apresurado apostar por la pérdida del privilegio exorbitante del dólar, que durante décadas ha permitido a Estados Unidos, más allá de favorecer su influencia económica y geopolítica, financiarse barato y mantener déficits por cuenta corriente sin afrontar crisis de balanzas de pagos.
Aunque el dólar enfrenta desafíos significativos, sigue siendo la moneda de reserva dominante. Los cambios en las políticas económicas y fiscales, junto con la diversificación de reservas y la presión política sobre la Fed, están redefiniendo su papel en el sistema financiero global. La capacidad del dólar para mantener su dominancia dependerá de cómo Estados Unidos maneje estos desafíos y de las respuestas de los mercados globales.
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