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Maneras de vivir
Columna
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La buena noticia

El futuro no está escrito, el mañana se construye hoy. Somos duros, y persistentes, y estamos dispuestos a seguir luchando por la felicidad y la alegría

Una tienda valenciana reabre tras su cierre por la dana.
Rosa Montero

Hace un par de semanas estuve en Carcaixent (Valencia), un municipio de 20.000 habitantes que se enorgullece de ser la cuna del cultivo de naranjas en España, para participar en un festival literario que se celebra en un precioso almacén de cítricos de principios del siglo XX. Me recogieron en Valencia e hicimos los casi 70 kilómetros hasta Carcaixent en coche, bordeando polígonos industriales que la dana había destrozado apenas cinco meses antes. Todo esto fue arrasado, me explicaba con minucia la conductora; por aquí fue la riada, y por allá el agua alcanzó varios metros de altura, aquello estaba reventado, esto fue una zona cero, iba diciendo la chica kilómetro tras kilómetro, un relato del horror que abarcaba un vasto territorio, mucho más extenso que lo que había imaginado. Pero, bajo sus palabras estremecidas, yo iba viendo pasar almacenes y naves en perfecto estado, recién pintados, con todos los vidrios intactos, algunos luciendo aún las pegatinas del cristalero; las aceras limpias, los postes bien derechos, los escombros pulcramente reunidos en un par de solares. Enormes carteles colocados en las fachadas de los locales repetían una y otra vez el mismo mensaje: “Abierto”, “Estamos abiertos”, “Abiertas la fábrica y la tienda”. Eran un grito mudo, una declaración de principios, una afirmación del triunfo de la vida contra las inclemencias. Emocionaba.

Siempre me ha maravillado la capacidad del ser humano para sobreponerse a la aniquilación. Para seguir adelante, cuando todo futuro parece imposible. Para reconstruir, con energía inagotable, la realidad perdida, hasta llegar en ocasiones a una inconsciencia cerril, porque ¿qué necesidad hay de volver a levantar por enésima vez una ciudad a las faldas de un volcán activo, o de seguir edificando en una riera o en una falla tectónica? Pero es que somos así, orgullosos, cabezotas y esforzados, más resistentes que las cucarachas.

En aquel coche camino de Carcaixent me puse a pensar en la agónica sensación de estar al borde del abismo en la que ahora vivimos, con Estados Unidos, nuestro imperio, en caída libre; con la amenaza tecnológica, climática y nuclear; con el redoble creciente de los tambores de guerra; con una realidad tan increíblemente desquiciada, en fin, que se diría que todos estamos puestos hasta las trancas de ácido lisérgico. Pero también, animada por los alentadores carteles, recordé los mil y un apocalipsis que el ser humano ha vivido. Empezando por la peste negra de 1348, por ejemplo, la mayor pandemia de la historia, cuando en Europa murieron, en tan solo un año, entre uno y dos tercios de la población, lo cual vendría a ser, en la España de hoy, entre 16 y 32 millones de personas, y todos creyeron, como es natural, que el mundo se acababa (imagina el terror y el completo colapso: ni siquiera había gente suficiente para enterrar los cadáveres). O Stefan Zweig suicidándose en Brasil en 1942, porque pensaba, como muchos otros millones de personas, que Hitler era imparable (en aquellos momentos lo parecía) y que la humanidad se hundía en los infiernos. A lo largo de la historia los imperios se han derrumbado, los bárbaros han arrasado, las pandemias han diezmado y las civilizaciones han sucumbido en lo que parecían ser mil finales del mundo, pero luego ese bicho tenaz que es el ser humano siempre se las ha apañado para reconstruir una realidad no sólo habitable, sino incluso mejor que la que antes había.

Y aún hay más. El festival de Carcaixent, que celebró este año su tercera edición, ha sido creado por una pareja de chicos de 27 años, Carles y Diego, que, cuando tenían 23, decidieron liarse la manta a la cabeza y abrir una librería en el pueblo, la única que existe. Todo el mundo les dijo que era una locura, pero la cosa salió bien y no sólo llevan ya cuatro años funcionando, sino que han abierto otra librería en Xàtiva y han organizado el festival. Quiero decir que hay gente muy joven tan capaz como audaz, gente que no se rinde, nuevas generaciones que inventan nuevos mundos. La buena noticia es que el futuro no está escrito, que el mañana se construye hoy. Y que somos duros, y persistentes, y estamos dispuestos a seguir luchando por la felicidad y la alegría.

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Sobre la firma

Rosa Montero
Nacida en Madrid. Novelista, ensayista y periodista. Premio Nacional de Periodismo y Premio Nacional de las Letras en España. Oficial de las Artes y las Letras de Francia. Animalista, antisexista y ecologista. Su obra está traducida a cerca de treinta idiomas.
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