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EDUCACIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

De madre helicóptero a madre dron: ¡no a la geolocalización!

Saber dónde están tus hijos en cada momento no siempre es motivo de felicidad pese a que la tecnología te lo permita. A continuación, argumentos a favor y en contra

Crónica sobre madres helicóptero
Ana Pantaleoni

5.15, no ha salido el sol, pero tu reloj biológico se activa. Abres un ojo. Luego otro. Te arrastras hasta el baño. Vuelves a la cama. Abres el móvil, miras X, mensajes… y cuando tratas de volver a dormir te asalta una angustia, algo te falta y corres hasta el pasillo. En la fila desordenada faltan unos zapatos, las botas marrones en concreto, y el pestillo de la puerta sigue abierto. El/la adolescente no ha vuelto. Te falta un hijo. NO HA VUELTO. No pasa nada, piensas para tus adentros. Volverá, te convences. Nada malo tiene por qué pasarle. Si el mundo es maravilloso… 5.30 no ha vuelto. Llamas por whats, no coge. Llamas por telefonía ordinaria, el teléfono está apagado o fuera de cobertura. No puedes volver a la cama. Te asomas a la ventana. Nada. Miras sus redes. La última vez que miró los mensajes fue a las 2.10. La última vez que se conectó a Instagram, a las tres de la madrugada. Llamas por Instagram y nada. La angustia crece. Te preparas un café. Despiertas a otros de la casa. Uno tiene una idea: le pide solicitud a la amiga a través de redes. No hay respuesta. Ya son casi las siete de la mañana. Todos en la casa comparten tu preocupación. La angustia no te deja activar, aunque hay mucho que hacer: poner una secadora y preparar bocadillos. No haces nada. Solo piensas: “La voy a geolocalizar, por supuesto que la voy a geolocalizar. De hoy no pasa”. Se abre la puerta: la/el adolescente entra con alegría. Ha sido una buena y divertida noche.

¿Hay que tener geolocalizados a los hijos? “La adolescencia es una etapa que hay que supervisar, por supuesto, pero con confianza en ellos: ya son mayorcitos. Ya saben cruzar la calle, vaya. Y si la supervisión durante esta etapa incluye el control —porque es un control, un espionaje, casi—, de los movimientos del hijo mediante un programa de geolocalización… no vamos bien. ¡Geolocalizar significa saber qué movimientos está haciendo tu hijo, 24/7! ¿Te imaginas que tu marido o tu esposa te geolocalicen? Se trata de una intromisión. El padre helicóptero se convierte en un padre dron, armado de herramientas de última generación para monitorizar los movimientos de la prole. Indica falta de confianza y control excesivo”, explica Eva Millet, periodista y escritora. En el otro extremo se pronuncia otro periodista, Martí Piñol: “Aún me quedan unos años para contestar esta pregunta en carne propia, pero los fans de la serie 24, con la hija de Jack Bauer secuestrada constantemente, te diríamos que sí, totalmente. Por supuesto que hay que confiar en los hijos (si es que se han ganado a pulso esa confianza), pero si la única información que tenemos es “voy por ahí con unos”, siempre va bien tener algún recurso de triangular el móvil en caso de que no vuelva a la hora convenida. Y eso, un recurso por si acaso, no es lo mismo que monitorizar todas las cámaras de la ciudad y espiar constantemente a tu adolescente”.

Santi tiene mujer y dos hijas. Dice que la geolocalización actual no tiene mucho sentido. Son sus hijas las que deciden activarlo y desactivarlo en función de su situación o si se encuentran de viaje. “Lo usan en momentos concretos, en entornos que puedan considerar de mayor riesgo, comparten su ubicación con su grupo de amigos para sentirse más protegidas”, explica este padre, que reconoce que la aplicación de control parental, en su caso, tuvo una función tranquilizadora de cara a los padres, pero nunca coercitiva. “Hemos transicionado con normalidad hacia una mayor autonomía de nuestras hijas en función de su grado de madurez”.

La realidad es que cada vez más padres geolocalizan hijos, y cada vez más amigos se geolocalizan entre ellos, y también son novios que lo hacen con sus parejas. ¿Por qué se hace realmente? Varios motivos como la sensación de control, el miedo a que les pase algo y la desconfianza ante el geolocalizado. “Recuerdo, en una charla, una madre de adolescentes que me comentaba que tenía a sus hijos geolocalizados: y que se levantaba a las tres de la mañana, encendía el programa y veía que el hijo o la hija estaban en la discoteca, en tal lugar. El saber dónde estaban, me dijo, no le servía de nada: solo para angustiarse y sentir ansiedad por lo que podría pasar. Es mucho más saludable acordar una hora de llegada con los hijos, confiar en ellos, acostarse y dormir”, recomienda Millet. Sobre todo, dormir.


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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.
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