Endesa adapta 40 torres eléctricas en Girona para favorecer la reintroducción de la especie ibis eremita
El aviario construido en los Aiguamolls acogerá una treintena de ejemplares llegados de distintos puntos en los próximos meses


La zona de los Aiguamolls de l’Empordà (Girona) se prepara para acoger en los próximos meses a una treintena de ejemplares de ibis eremita (Geronticus eremita). Es una especie en grave peligro de extinción que estableció su primera colonia europea en Vejer de la Frontera (Cádiz) hace unos 15 años, tras estar extinguida durante más de tres siglos en Europa. Ahora se pretende que pueda vivir en Cataluña. Una quincena de polluelos llegarán de Cádiz, otros cinco llegarán en migración desde Austria siguiendo el ultraligero de sus “madres adoptivas” y otra decena serán de zoos europeos.
Este proyecto pretende implantar población en el Parque Natural de los Aiguamolls del Empordà y zona de influencia contribuyendo así a su conservación global. Para hacerlo de forma segura, Endesa ha invertido 100.000 euros en adaptar con dispositivos protectores de avifauna 40 torres eléctricas de media tensión en Pau.
El Departamento de Territorio está trabajando en la reintroducción de esta especie en Cataluña de la mano de la Fundación ALIVE, con sede en L’Escala. Decenas de juveniles de esta especie hacen ruta migratoria de Austria hasta Andalucía y la voluntad es que algunos se establezcan en Cataluña. Como los dos últimos años, pararán en Ordis, y al menos cinco de ellos se quedarán. Desde 2023, decenas de ibis eremitas salen de Austria hasta la zona de la Janda, en Cádiz, donde vive una comunidad sedentaria.

Estas aves, criadas de forma controlada en zoos de Alemania y Austria, recorren unos 2.800 kilómetros – paran cada 150 km- bajo la guía de un ultraligero donde viajan dos cuidadoras que hacen de “madres adoptivas” del grupo. La idea es que aprendan la ruta y puedan volver más adelante. La ubicación favorable dels Aiguamolls -a medio camino entre el origen y el destino del viaje migratorio- es una gran oportunidad para reforzar la población de estas aves, que en la actualidad es sólo una zona de paso.
En total, el aviario que se construye en els Aiguamolls acogerá unos 30 ibis de diferentes edades y lugares. A principios de junio llegarán unos 15 polluelos de Jerez de la Frontera, que han sido criados a mano y seguirán siéndolo por la coordinadora del proyecto, Marina Izquierdo, y voluntarios. “Empezarán a volar solos a principios de julio, si están preparados, los dejaremos ir hasta mediados de agosto” ha detallado la directora técnica de la Fundación ALIVE Sonia Duñach. Después los volverán a encerrar en el aviario y llegarán los 10 ibis de zoos europeos criados por sus propios padres y no tendrán o con humanos. En septiembre se esperan los cinco polluelos que llegarán en migración.
La experta explica: “Los pondremos juntos y estarán encerrados para que convivan hasta marzo, cuando abriremos las puertas del aviario y esperamos que se queden por aquí, aunque alguno puede ser que vuelva a Austria”. Primero se les dará comida –ratones congelados- polluelo a polluelo, y al final se les enseñará a buscar solos su alimento, que principalmente son insectos, lagartos o pequeñas ranas. La madre adoptiva, Marina, y los voluntarios irán vestidos de negro y con un casco simulando un pico de ibis, para que cuando entren en el aviario no les den tanto miedo.
Con sólo 220 individuos en estado salvaje, su supervivencia colgó de un hilo y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasificó como CR (críticamente amenazada) en su lista roja de especies amenazadas. La buena gestión de Marruecos recuperó su población hasta 900 ejemplares, y junto a los dos proyectos de reintroducción europeos (Cádiz y Austria), la especie recuperó en 2018 un escalón en la escala de amenaza de la UICN hasta ser considerada ‘amenazada’.
La población cautiva de ibis es de unos 2.000 pájaros, por tanto, es una especie con un buen stock genético para realizar programas de liberación en la naturaleza. En el Empordà hay dos especies de ibis diferentes, el común o capón real, un pájaro de humedal de unos 700 gramos que puede verse en grupos de más de un centenar de ejemplares por humedales y arrozales de la comarca y el ibis ermitaño, un pájaro muy raro de ver, mucho mayor y que se mueve por ambientes terrestres.
La actuación de Endesa, asegura el director del Parque, Ponç Feliu, “además de ser clave para asegurar la viabilidad de la población de ibis, también beneficiará a otras especies presentes en la zona, como la cigüeña blanca, rapaces, pájaros de gran envergadura que nidifican, invernan o migran a los humedales y se minimizará su riesgo de electrocución”.
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