Madrid huele cada vez peor mientras la negociación por la huelga de recogida de basuras vuelve a romperse
Tras la mediación de Borja Carabante en la tarde de este miércoles, las negociaciones se retomaron durante toda la madrugada y la mañana del jueves sin que se haya llegado a acuerdo alguno entre empresas y sindicatos

La huelga sigue, la basura también. Mientras la Plaza Mayor se llena de residuos acumulados durante días para estupefacción de madrileños y turistas, lo único paralizado hasta el momento en el conflicto entre los sindicatos de los trabajadores de recogida de basura (Sector Profesional RSU, CC.OO y UGT) y las empresas adjudicatarias (FCC, Valoriza (filial de Sacyr), PreZero, Acciona, OHLA y Urbaser), es la mesa de negociación. “Sin acuerdo ninguno”, confiesan los sindicalistas.
Por tercera vez en 48 las dos partes implicadas en la huelga se volvieron a reunir con la intención de avanzar las diferencias. Ya lo hicieron la noche del lunes al martes en el hotel Ilunion de la Avenida Pío XII, donde se obtuvo un “acuerdo de cierre” que fue rechazado ampliamente por la plantilla. También se tendieron la mano el miércoles a las diez de la noche tras la mediación del delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante. Como si fuera un padre cuyos hijos se han enfadado, Carabante citó de urgencia, a las seis de la tarde en el Palacio de Cibeles, a los máximos responsables de las compañías y un representante por cada sindicato. Esa mañana, Carabante ya había amenazado con sanciones económicas en el caso de que no se cumpliera con los servicios mínimos. Tras concluir la reunión, igual que el día anterior cuando daba por hecho que el “preacuerdo” sería aprobado, el delegado se mostró de nuevo optimista y rebajó la tensión. “Hemos cumplido el objetivo de que se retomen las conversaciones. Son cuestiones de matices, no están lejos”, afirmó. De nuevo, Carabante volvía a estar equivocado.

Ya no sería en un bonito salón de un hotel cuatro estrellas de la capital, sino en un edificio anticuado de un polígono, en el corazón de Vallecas, rodeado de casas bajas con vecinos tomando el fresco en la calle. Lujos los justos. El lugar donde han pasado toda la noche los negociadores es una de las naves donde se llevan los cubos de basura, donde se lavan, se reparan y se acondicionan a diario por una de las seis empresas subcontratadas por el Ayuntamiento de Madrid. En una sala rehabilitada, los agentes implicados se han mostrado firmes en sus posiciones, tratando de llevar “al límite” al de enfrente. Durante la jornada se han producido repetidas veces los llamados “recesos”: una de las partes presenta una propuesta y se sale de la sala para que la otra pueda valorarla en la intimidad. Nada ha sido suficiente.
Así como los sindicatos parecen asumir que tendrán que aceptar un nuevo convenio a seis años —ellos demandan uno a dos—, las empresas no terminan de ceder en las pretensiones económicas ni en la distribución de los aumentos de los salarios. Por ejemplo, los sindicatos solicitan que en 2025 se produzca un incremento del 2%, mientras hasta ahora solo han conseguido obtener un compromiso para que sea del 1%. Sebastián Bautista, miembro del Comité de Huelga y representante sindical de Sector Profesional, explica que no reclaman unas “desorbitadas”, y que sus demandas son “eminentemente sociales”. “Exigimos acabar con el enchufismo y la falta de transparencia en los ascensos y contratación. Reclamamos la creación de una bolsa de empleo con criterios objetivos, para que quien lleve años demostrando su valía tenga las mismas oportunidades que quien entra por otros caminos. Pedimos el reconocimiento económico real al turno de noche, que hoy apenas se valora”, enumera.

Fuera de esa burbuja con tintes de partida de ajedrez, la ciudad huele cada vez peor. El calor de esta semana acrecienta la problemática y la insalubridad. Desde Sector Territorial se asegura que Borja Carabante, pese a su tono conciliador al cabo de la reunión de este miércoles, amenazó con “multas millonarias” si sigue la huelga porque “no se están respetando los servicios mínimos”. En ese sentido, no se está alcanzando el 50% de camiones prometidos por el Ayuntamiento cada noche por problemas “técnicos” y “averías” en muchos de ellos. Los trabajadores que aguardan en la calle mientras sus compañeros denuncian en el interior del edificio denuncian que salen “habitualmente” con vehículos en mal estado. De hecho, la Guardia Civil suele parar e inmovilizar a muchos de ellos en mitad del servicio por no cumplir con las “garantías de seguridad”, según alega el abogado de Sector Profesional, José Luis Pérez Real. Durante estos días de huelga, ante la mínima incidencia, el camión se queda en el parque. También, otros trabajadores que han salido a recoger basura esta última noche iten que en un mismo distrito no todas las calles se “limpian igual”. “Como no da tiempo a todo, hay órdenes explícitas de zonas que tienen que estar limpias sí o sí, en detrimento obviamente de otras. Interesa limpiar al menos las más visibles”, ite R. G, conductor de uno de los parques de Vallecas.
Desde el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento se ha ado con el SELUR (Servicio de Limpieza Urgente) para que se encarguen de limpiar la basura acumulada en la capital mientras el conflicto se demora. Sin embargo, estos han desobedecido porque “apoyan la huelga”. De hecho, en la jornada de hoy se ha producido algún incidente entre trabajadores de SELUR e inspectores de servicios del consistorio que, con escolta policial, les estaban ordenando que retirasen basura.
Por la puerta del edificio terminan de salir los representantes sindicales tras el “no acuerdo”. Sobre todo hablan de la pérdida de sueño que arrastran desde el lunes pasado. “No lo vamos a negar, los nervios son los que son. Ni hay acuerdo, ni se acaba la huelga”, zanja uno de ellos.
A las ocho de la tarde se certifica que la reunión ha finalizado. Durante horas no se han puesto de acuerdo ni tan siquiera para redactar el acta. “No hay fecha prevista para la siguiente. Pero sin duda, la habrá”, avisan antes de una nueva noche con los contenedores a rebosar.
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