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Teresa Ribera sostiene que el ataque comercial de Trump es “muy preocupante y muy indignante”

La vicepresidenta de la Comisión Europea recomienda tener la cabeza fría y critica la fórmula aplicada para fijar los aranceles

Multas a Apple y Meta
Miguel Jiménez

La Unión Europea intenta que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dé un paso atrás en los aranceles del 20% que ha aprobado imponer al grueso de las importaciones procedentes de Europa, que ascienden al 25% en el caso del aluminio, el acero, los coches y sus principales componentes. El anuncio de los nuevos aranceles se produjo mientras la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Competencia, Teresa Ribera, se hallaba en Washington. Ribera ha señalado este viernes en un encuentro con periodistas que lo que está ocurriendo con los aranceles de Trump es “muy preocupante y muy indignante simultáneamente”.

La recomendación de la vicepresidenta es “mantener la cabeza fría”, aunque ha subrayado la caída de las Bolsas y las reacciones de los líderes y las compañías de todo el mundo. “Lo que observamos es que no le van bien a nadie en toda la economía global y que tampoco van a ir bien a la economía americana”, ha señalado. “La percepción es de preocupación en toda la comunidad industrial, económica y empresarial”, ha añadido.

Ribera ha rechazado que la legislación digital europea, de la que Washington se queja, sea discriminatoria con las compañías estadounidenses, pero además ha subrayado que Estados Unidos no ha fijado los aranceles en función de los que le aplican otros países o de las barreras arancelarias, sino solo del desequilibrio en la balanza comercial. “Cuando se ve cuál es la fórmula, cuando ellos mismos publican cuál es la fórmula que les lleva a establecer los aranceles en un punto o en otro, trasladan de forma abierta que no tiene absolutamente nada que ver con absolutamente nada más que la balanza comercial entre países. Por tanto, no es nada que tenga que ver con ningún tipo ni de legislación ni de práctica, ni de derechos humanos ni de regulación”, ha argumentado.

La vicepresidenta ha señalado que en Europa lo que corresponde es hacer primero “un análisis detallado de lo que pueda significar lo que se ha presentado en estos días”. La posición de la Comisión Europea debe ser de “firmeza con respecto a lo que se considera que es inaceptable y de apertura con respecto a lo que puede hacer, la capacidad de evolución, de reacción o el recorrido que pueda tener una vuelta atrás en este planteamiento”, ha añadido.

Sin precisar la respuesta, ha indicado que debe pasar por “determinar cuáles son las respuestas más adecuadas y pasa por trabajar con los demás, con el resto del mundo y por evaluar cuáles son las mejores maneras de defender los intereses de las compañías, de la economía europea, de los ciudadanos europeos y los consumidores europeos”, ha añadido.

Ribera ha subrayado que los flujos comerciales entre Europa y Estados Unidos son enormes y que se trata probablemente de las dos mayores economías con mayor interdependencia y mayor intercambio, pero ha subrayado que mientras la UE tiene superávit en el intercambio de bienes, Estados Unidos lo tiene en el de servicios. “Con independencia de lo que dijera el presidente Trump el miércoles pasado en la Casa Blanca, cuando ha hecho pública la fórmula con la que ha calculado qué es lo que aplica a cada país o a cada isla con pingüinos está claro que tiene mucho más que ver con los balances comerciales que con ninguna otra cosa”, ha indicado la vicepresidenta, haciendo alusión a los aranceles a las islas deshabitadas de Heard y McDonald y a la falta de fundamento de la fórmula de los “aranceles recíprocos”.

“¿Cabe pensar en una medida de respuesta en relación con los servicios? Cabe pensar si lo vamos a hacer. De eso se trata en estos momentos, de ver exactamente si hay que tomar una respuesta, dónde pueden estar los márgenes de respuesta desde el punto de vista de tarifas recíprocas, o desde el punto de vista de acudir a la Organización Mundial de Comercio. Conceptualmente, teóricamente es una posibilidad. Esto no significa que lo vayamos a hacer necesariamente, se está trabajando entre los distintos servicios de la Comisión”, ha indicado Ribera. “Hay que ver exactamente dónde pueden estar las mayores preocupaciones, las mayores afecciones y la mayor eficacia de la respuesta que afecte lo menos posible a la economía europea y a los consumidores europeos, defendiendo los intereses europeos”, ha reflexionado.

Maros Sefcovic, el vicepresidente de la Comisión Europea con competencias en la materia, ha iniciado este viernes conversaciones con las autoridades comerciales estadounidenses para explorar las posibilidades de un acuerdo. En paralelo, el Consejo Europeo se dispone a votar el 9 de abril sobre las represalias a aplicar. La UE tiene en el punto de mira productos como la soja o el bourbon, con el objetivo de golpear la producción de Estados tradicionalmente republicanos y, por tanto, afines a Trump, pero no hay decisiones tomadas. Ribera no ha querido pronunciarse sobre cómo ha ido ese o y ha remitido al propio Sefcovic al respecto.

La vicepresidenta ya se pronunció el jueves en otra intervención en Washington sobre los aranceles. “Son una mala noticia. Y son una mala noticia para los ciudadanos estadounidenses y las empresas estadounidenses también”, valoró la vicepresidenta de la Comisión. Ribera se mostró partidaria de reforzar la relación con otros países en respuesta a la guerra comercial declarada por Trump. “Tenemos que ser coherentes y permanecer fieles a nuestros propios valores”, señaló, subrayando que “el mundo es mucho más grande que el mercado estadounidense”.

La Comisión Europea ha calculado con los números de 2023 que los tres paquetes anunciados por Washington (sobre el acero y el aluminio, sobre los coches y sus componentes, y los últimos y mal llamados aranceles recíprocos) alcanzan a importaciones que rondan los 360.000 millones de euros, en torno al 70%. El paquete arancelario más grande de todos es el último. Los derechos aduaneros del 20% se notarán en ventas al otro lado del Atlántico por valor de unos 290.000 millones de euros. La suma se completa con las decisiones previas que supusieron un incremento de aranceles del 25% para el acero, el aluminio, los coches y sus componentes. Al tiempo, Trump prepara otros aranceles sectoriales, de los cuales los que más afectarían a la Unión Europea serían los impuestos a productos farmacéuticos.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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