Guterres pide a Israel que cumpla la ley internacional en el “campo de exterminio” de Gaza
La ONU no aceptará “ningún acuerdo que no respete plenamente los principios humanitarios” con respecto a la ayuda en la Franja


El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha recordado este martes a Israel su obligación como “potencia ocupante” de respetar en Gaza la legislación humanitaria y de derechos humanos y rechaza que sea el Estado judío el que controle, por encima de la ONU, el reparto de ayuda en la Franja. “Gaza se ha convertido en un campo de exterminio y los civiles viven bajo una espiral de muerte sin fin”, advierte al tiempo que recuerda que la situación en el enclave no ha dejado de enquistarse más desde que se rompió el alto el fuego ―lo hizo Israel el pasado 18 de marzo―. Eso complica más todavía las gestiones para liberar a los rehenes, a lo que hay que unir el bloqueo de la llegada de la ayuda al enclave palestino, impuesto también por parte del Estado judío. “La esperanza se ha desvanecido” tanto para los palestinos como para las familias de los secuestrados, ha asegurado Guterres, que se había reunido el lunes con algunas de ellas.
La breve comparecencia –antes de aceptar tres preguntas de los periodistas– desde la sede de la ONU en Nueva York ha tenido lugar al mismo tiempo que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, concluía su segunda visita a Estados Unidos durante el presente mandato del presidente Donald Trump. Ambos mandatarios han recordado, entre otros asuntos, su plan para deportar al extranjero a la población de Gaza, algo que está considerado como genocidio por la legislación internacional. “Estamos decididos a eliminar a Hamás y, al mismo tiempo, a traer de vuelta a todos nuestros rehenes”, ha reiterado Netanyahu antes de emprender el regreso a Israel, según palabras difundidas por su oficina. “Espero que esto desmienta la mentira que circula de que no trabajo para ellos [traer de vuelta a los secuestrados]”, ha agregado.
Al ser preguntado, Guterres no ha querido, sin embargo, referirse a la actual situación en la Franja como genocidio y se ha remitido al papel del Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas (TIJ) con sede en La Haya (Países Bajos). Sí ha defendido la existencia de un estado al lado del otro y se ha limitado a calificar de “contrario a la legislación internacional” el desplazamiento forzoso de los palestinos fuera de la Franja.
“Déjenme ser claro: no participaremos en ningún acuerdo que no respete plenamente los principios humanitarios: humanidad, imparcialidad, independencia y neutralidad”, advierte Guterres a las autoridades de Israel en cuanto a su imposición de “limitar cruelmente” la ayuda hasta “la última caloría y el último grano de harina”. La Coordinación de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT, según sus siglas en inglés), la entidad militar israelí que controla la ayuda que llega a territorio palestino, mantuvo la semana pasada un encuentro con agencias de la ONU y organizaciones humanitarias internacionales para tratar de imponer su criterio en el flujo que accede a la Franja.

El secretario general se refiere también a la necesidad de que el personal sanitario y de emergencias pueda desarrollar sus labores y vuelve a solicitar “una investigación independiente sobre el asesinato de trabajadores humanitarios, incluido el personal de las Naciones Unidas” así como “justicia y rendición de cuentas”. Lo hace sin mencionar de forma explícita el mayor escándalo que sacude en los últimos días el papel del ejército en Gaza, donde los muertos superan ya los 50.000 desde que comenzó la contienda en octubre de 2023 y el millar desde el fin del alto el fuego el 18 de marzo. Hasta 15 empleados de la Media Luna Roja (8), Defensa Civil (6) y la propia ONU (1) fueron asesinados el 23 de marzo y sus cuerpos no pudieron ser desenterrados hasta el pasado domingo de una fosa común en Rafah (sur de la Franja). Se refiere, sin embargo, a ellos como “héroes humanitarios” que se encuentran “bajo el fuego”.
Además del recrudecimiento de los ataques por tierra y aire y la ocupación militar, desde principio de marzo, a la Franja no entra ayuda (comida, agua, material para refugios, combustible, medicinas o equipos sanitarios), imprescindible para la supervivencia de la población. Tampoco parece que Israel vaya a aliviar ese bloqueo, que usa como otra arma de guerra más en forma de castigo colectivo contra 2,3 millones de habitantes. Lo hace, como repite Netanyahu, para conseguir por la vía militar la liberación de los 59 rehenes que siguen en Gaza, más de la mitad dados por muertos. Mientras, las manifestaciones se suceden en su país para que priorice un acuerdo con Hamás que permita el regreso pactado de los cautivos, pues, como recuerdan la inmensa mayoría de las familias de los rehenes, la vía militar ha sido, hasta el momento, un fracaso.
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