Las matronas reivindican su trabajo también en situaciones de emergencias
En contextos de crisis, como una dana o un apagón, estas expertas en atención prenatal y posnatal se enfrentan a la falta de recursos y de formación específica, pero también a su exclusión en la planificación de la respuesta humanitaria


La pandemia, la tragedia por la dana o el apagón que hemos vivido recientemente en la Península son situaciones extraordinarias que provocan incertidumbre, sobre todo en la población más vulnerable. Las mujeres embarazadas o en posparto pueden sentir angustia o requerir ayuda especializada, por lo que en estas circunstancias es esencial contar con el apoyo de profesionales formadas. Así lo explica Sandra Oyarzo Torres, matrona y presidenta de la International Confederation of Midwives (ICM), la voz global de las matronas y asociaciones de matronas durante más de 100 años, según se describe la organización. Para Oyarzo es importante recordar que las matronas que están formadas pueden brindar hasta el 90% de los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna y neonatal.
“En contextos de emergencia, esto incluye la atención prenatal y posnatal, partos seguros, la atención del recién nacido, el apoyo a la lactancia, la atención en caso de pérdida gestacional, el a anticonceptivos, la salud menstrual y la atención al aborto seguro”, enumera Oyarzo. También, según informa, desempeñan un papel clave en la respuesta a la violencia basada en género, que puede aumentar en estas situaciones.
¿Están formadas las matronas para estas crisis? Esa es la pregunta que se hizo la matrona Helena Eyimi en noviembre de 2024, tras las graves inundaciones en la Comunidad Valenciana como consecuencia de la dana. De su inquietud surgió la guía Catástrofe y Crisis Humanitaria. El papel de la Matrona, un documento que se puede descargar en su web sobre su papel en estos contextos, en el que también se explican brevemente temas como el cambio climático —el aumento de la frecuencia y magnitud de eventos meteorológicos extremos—, la inversión económica en la salud femenina, el impacto físico y emocional en mujeres embarazadas y sus bebés en situaciones catastróficas.
“Las matronas no estamos entrenadas en cómo atender emergencias o catástrofes humanitarias, este es uno de los retos en la actualidad en nuestra profesión”, explica Eyimi a EL PAÍS. Según su parecer, estas expertas deberían ser consideradas como personal de primera respuesta en situaciones humanitarias y deben estar incluidas en la planificación de gestión de crisis, algo que, lamenta, rara vez ocurre.
Según Oyarzo, el 60% de las muertes maternas a nivel mundial ocurre en países afectados por crisis humanitarias, y, sin embargo, las necesidades específicas de salud de las mujeres y los recién nacidos a menudo se pasan por alto en los planes de respuesta. “Las matronas son las únicas sanitarias dedicadas exclusivamente a la salud sexual y reproductiva, y su presencia es fundamental cuando los sistemas de salud están desbordados o son inaccesibles”, señala.
En España no existe formación continuada en crisis humanitarias para matronas, pero sí para otros colectivos profesionales. Es por esto que, tanto Eyimi como Oyarzo, insisten en que es algo que debe cambiar porque, como afirma reiteradamente la ICM, las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres no desaparecen durante una crisis, sino que aumentan.
En cuanto al tipo de formación específica en emergencias que debería incluirse en el currículo de matronería, Eyimi, que también trabaja para la ONU en el diseño y la implementación de programas de formación continua para profesionales de la salud, considera esencial analizar situaciones previas de catástrofes y crisis humanitarias en otros países: “Y aprender qué ha ido bien y qué se tendría que haber hecho de otro modo”. “Es fundamental que las matronas de atención primaria sepan elaborar un plan estratégico para el manejo inmediato ante una crisis”, dice. También se debe incluir un seguimiento y evaluación de los cuidados en las mujeres y en sus necesidades de salud sexual y reproductiva: “No podemos olvidar que las protagonistas de nuestros cuidados son las mujeres. Tenemos que preguntarles, sacar datos y conclusiones”.
Oyarzo destaca que la preparación para emergencias no se aprende una sola vez, sino que requiere formación continua y práctica regular. Además, cuenta que debe adaptarse a los riesgos locales. “En España, por ejemplo, esto implica prepararse para olas de calor e incendios forestales; en Japón, para terremotos y evacuaciones; y en otros lugares, puede tratarse de inundaciones, tormentas o desplazamientos”, sostiene.

Reducir riesgos
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las matronas que atienden a embarazadas en contextos precarios es la falta de planificación en torno a su participación, lo que las obliga a ofrecer sus servicios de manera voluntaria. “Incluso cuando estamos presentes, se espera que trabajemos sin suministros básicos, medicamentos, equipos de protección ni condiciones laborales seguras”, cuenta Oyarzo.
Las mujeres atendidas en estos contextos complejos se enfrentan a riesgos graves y las matronas tienen un papel clave en su reducción. La violencia machista, por ejemplo, suele aumentar, y condiciones como la malnutrición, la deshidratación y la falta de agua potable hacen que el embarazo y el parto sean aún más peligrosos. En países como España, donde los partos en casa o los centros de nacimiento no son comunes, las matronas deben estar preparadas para atender fuera del entorno hospitalario cuando el se interrumpe. “Ya lo hemos visto en eventos climáticos recientes, y debemos estar listas para responder a estos escenarios con mayor frecuencia a medida que se intensifican los impactos del cambio climático”, argumenta Oyarzo.
Las matronas también deben ayudar a las mujeres a estar preparadas antes de que ocurra una emergencia. Esto incluye, según la presidente de ICM, ayudarles a elaborar un plan por si se interrumpe el a los servicios, cómo mantenerse en o con su matrona y qué artículos esenciales tener a mano: medicamentos, agua potable y materiales básicos para el parto. “La protección de las mujeres y los recién nacidos no comienza cuando llega la emergencia, sino mucho antes”, insiste. Desde la ICM, animan a las asociaciones de matronas a incidir en su presencia en los planes nacionales de emergencia y a establecer alianzas con los responsables de la respuesta humanitaria antes de que ocurra una crisis.
Por último, Eyimi menciona que la salud mental de las matronas también puede verse dañada en estas circunstancias excepcionales. Explica que muchas profesionales ya están al límite por causas laborales —los contratos precarios, el intrusismo de la profesión y la carga de trabajo—, y si a esto se le añade el esfuerzo que conlleva los cuidados al otro ante una situación grave e inesperada, la salud mental está en riesgo. “Implementar estrategias para crear espacios de reflexión, apoyo emocional, formación continuada, conciliación de la vida personal y profesional son cuestiones básicas”, defiende.
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