¿Quién paga Eurovisión?: una transparente financiación pública y otra privada que resulta más opaca
La variable cuota que pagan los países de la UER y el presupuesto que decide dedicar el anfitrión cubren los gastos principales cada año, junto a apoyo de los patrocinadores


Varios de los conflictos que ha enfrentado Eurovisión en las dos últimas ediciones están relacionados con su financiación. Por un lado, los críticos con que Israel participe en el festival mientras sigue su intervención militar en Gaza, acusan a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) de mirar hacia otro lado al contar con una empresa israelí, Moroccanoil, como patrocinador principal. Por otro, el posicionamiento crítico de RTVE con respecto a ese mismo asunto, la participación israelí, ha generado una escalada de tensiones entre los organizadores del certamen y España, perteneciente al Big Five, uno de los países que más aporta económicamente a la UER.
¿Cómo se financia el evento cuya final siguen en directo casi 170 millones de personas en todo el mundo? Según el sitio web del festival, su presupuesto anual nace principalmente de las tarifas que pagan las emisoras participantes, las contribuciones de la emisora y la ciudad anfitriona de ese año, así como con los ingresos procedentes de artículos como acuerdos de patrocinio.
La aportación de los de la UER
El presupuesto que aporta la UER a cada edición se basa en esas aportaciones de sus , que son decenas de cadenas públicas de Europa y de otras regiones del Mediterráneo. Pero no todos los países participan en la misma proporción. Poniendo como ejemplo a España, la parte más costosa para que RTVE participara en Eurovisión en 2024 fue la del pago de los derechos de retransmisión del evento, que fueron de 334.432,63 euros, más de la mitad del total que invirtió en llevar a Nebulossa a Malmö. España, como decíamos, es miembro del Big Five, junto a Francia, Reino Unido, Alemania e Italia. Países más pequeños como Rumanía o Armenia, pagan una fracción de ese montante. Por lo general, la UER aporta a la celebración del certamen unos seis millones de euros.
Esta cuota por país varía en función de los que participen cada año. Y por lo general es una cifra que aumenta a medida que pasan los años. Por ejemplo, tras la expulsión de Rusia por su invasión a Ucrania, esa tasa de derechos de emisión subió para el resto de delegaciones. Si finalmente se expulsara a Israel, como muchos países solicitan a la UER, o, si por el contrario, varios países deciden no participar en la edición de 2026 por la presencia de Israel, los costes de derechos de emisión volverán a subir para cada país que sí forme parte de la 70ª cita con el festival.

La cadena y la ciudad anfitrionas
El coste habitual de Austria cada eurovisión es similar al de RTVE: unos 700.000 euros. Pero, tras la victoria del pasado sábado de JJ con Wasted Love, se convertirá en anfitriona (a no ser que renuncie voluntariamente a serlo). Se esperan millones de euros de inversión. Basilea, en concreto, invirtió 37 millones de euros para Eurovisión 2025, cifra aprobada en el mes de noviembre por referéndum popular con un apoyo del 66,5% de los votantes. Este dato sirve de referencia para Austria, cuya inversión para el concurso en 2026 se va a multiplicar en varias decenas.
Suecia sonaba como favorita para ganar esta 69.ª edición celebrada hace unos días. La última vez que lo hizo fue hace tan solo 12 meses así que Anton Glanzelius, encargado de la programación de la emisora pública sueca SVT, advirtió a la prensa de su país de que, de haber sido de nuevo anfitrión, hubiese aplicado muchos recortes presupuestarios con respecto a la edición de Malmö de 2024.
Puede que sea el caso de Eurovisión 2026 y se celebre una edición muy austera. El nuevo gobierno centrista de Austria presentó en marzo unos presupuestos generales dominados por los ajustes. La coalición de conservadores, socialdemócratas y liberales asumió el cargo prometiendo ahorrar más de seis mil millones de euros este año. Mientras Austria se encamina hacia un tercer año de recesión, el déficit presupuestario del país ha crecido mucho más allá del límite de la Unión Europea en el 3%. Las cuentas de la ciudad de Viena, principal favorita para convertirse en su sede austriaca, tampoco son muy boyantes.
Organizar Eurovisión ha dado grandes beneficios económicos a sedes recientes como Liverpool. Letizia Elia, responsable de Basel Tourismus, contaba este jueves a este periódico desde su oficina en el centro de la ciudad que esperaban entre 300.000 y 500.000 visitantes solo durante esta semana. Se trata de una ciudad con una población habitual de 173.000 habitantes. La ocupación hotelera en Basiela ha alcanzando estos días cuotas del 95%, comenta, y aspiran a recuperar el doble de lo invertido: más de 60 millones de euros. También se busca un beneficio a largo plazo: el de situar a la ciudad como destino turístico de miles de personas que antes no pensaban en ella.
La opacidad de los patrocinios
Además de la israelí Moroccanoil como patrocinadora oficial y principal desde hace años, Eurovisión, tan cercana a la industria del turismo, establece relaciones naturales de patrocinio con aerolíneas. Este año lo ha sido EasyJet, con decenas de vuelos directos e indirectos a Basilea, incrementando un 13% sus rutas durante varias semanas por el aumento de la demanda, apunta la empresa a este periódico. También webs de reservas de alojamientos como Booking.com se asocian a Eurovisión. O, en ediciones anteriores, la plataforma social TikTok, que cada vez que se celebra el festival experimenta un incremento en la viralidad de sus contenidos, principalmente relacionados con música y bailes. La plataforma inmobiliaria española Idealista es otro de los patrocinadores habituales del certamen.
Consultadas varias de las compañías que establecen acuerdos comerciales con Eurovisión, todas ellas han declinado la oferta de este periódico de explicar el proceso de patrocinio o cuánto dinero invierten en este evento.
Dos alivios económicos
Tanto las cadenas públicas como la ciudad anfitriona encuentran alivios económicos a su fuerte inversión en Eurovisión. Por ejemplo, RTVE recibió 142.688 votos durante la final del sábado. Por tanto, ha recaudado este año a través del cada vez más polémico televoto al menos 158.000 euros, según el cálculo preliminar que ha realizado Newtral a partir de los datos publicados en su página web. Y es una cifra que no incluye lo obtenido durante la semifinal en la que la audiencia española podía votar.

La venta de entradas del recinto local, en el caso de este año el St. Jakobshalle de Basilea, es millonaria. El recinto tiene capacidad para acoger a 12.500 espectadores. Los precios de la final del sábado llegaron a costar entre 220 y más de 350 euros por ticket. Los de las dos semifinales tenían un precio de entre 175 y 200 euros. A estos tres macroeventos se suman otros como el jury show y el family show, ensayos generales a los que puede acceder el público a precios más bajos: entre 70 y 200 euros. En total, son casi 10 millones de euros recaudados que alivian los enormes gastos de organizar el certamen.
¿Cuánto invierte España en Eurovisión
En los últimos años, el coste de Eurovisión a RTVE se mueve entre 500.000 y 800.000 euros, aproximadamente. Según el portal de transparencia, la participación de Nebulossa el año pasado en el certamen costó 595.262,34 euros, un 26,4% menos que el año anterior, porque la actuación de Blanca Paloma en 2023 llegó a los 810.978,22 euros. Un año antes, en 2022, el espectáculo de Chanel, que quedó en tercer puesto, gastó 668.793 euros. De los últimos años, la de Blanca Paloma ha sido la candidatura más cara, seguida por la de Miki Núñez en 2019 (782.044 euros).
Según Business Insider, el resto del presupuesto de Eurovisión 2024, el año de Nebulossa, más allá los derechos de retransmisión del certamen, se repartió de la siguiente manera: cesión y explotación de derechos colaboradores (57.207,20 euros), decorados y puesta en escena (51.122,40 euros), dietas y alojamientos (47.046,70 euros), servicios de comunicación (22.630 euros), alquiler de estudios y escenarios (15.450 euros), rótulos y cabeceras (10.000 euros), transporte de personal (3.667,12 euros), servicios jurídicos (953,68 euros), otros servicios (582,42 euros), otros aprovisionamientos (549,68 euros) y transporte pesado (535 euros).
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