Vuelos humanitarios y casas de asistencia: el intento del Gobierno capitalino para terminar con los campamentos irregulares de migrantes
Las autoridades mexicanas negocian con el Gobierno de Venezuela para ofrecer retornos seguros, mientras esperan que el centro Vasco de Quiroga, en Tepito, sea el modelo para el resto de refugios


En enero pasado, el Gobierno de Ciudad de México comenzó a retirar los campamentos irregulares de migrantes que se habían establecido en varios puntos de la capital. Ante el desplazamiento de decenas de familias que construyeron improvisados hogares, provenientes sobre todo de Venezuela, Colombia, o Haití, gran parte de quienes han quedado varados en la capital tienen tres opciones: volver a sus países, quedarse en México de manera definitiva, o seguir intentando entrar a Estados Unidos. Para la gran mayoría de ellos —venezolanos— el Gobierno de Clara Brugada ha negociado la salida de vuelos humanitarios, uno de ellos salió hace unas semanas con 308 personas que decidieron regresar voluntariamente a Venezuela. Para el resto, las nuevas casas de asistencia pretenden ser una posibilidad digna para su estancia, y el Centro de Asistencia Vasco de Quiroga, el ejemplo para el resto.
“El sueño ya no es el americano, ahora es el sueño mexicano”, dice amable y sonriente, Geomar Marrugo Peña, una mujer colombiana de 59 años que salió de su casa, en Cartagena de Indias, en agosto de 2024, junto con su hija de 31 años y sus tres nietos que tienen ahora 12, seis y tres años. Las cinco viven ahora en uno de los dormitorios del Centro de Asistencia e Integración Social Vasco de Quiroga, ubicado en Tepito, en el corazón de la capital mexicana.
Ahí, entre el bullicio de niños y niñas que juegan en los pasillos y los grandes muros color ladrillo que enmarcan la estructura antigua —pero recién remodelada—, Geomar, su hija y sus nietas encontraron un hogar después de cruzar el continente, incluyendo la travesía por la selva del Darién, varios días de caminos a pie, autobuses y canoas. “Nos salimos por un asunto grave”, dice, con temor a revelar más información.
El caso de ellas es uno de persecución. Llegaron a México con mucho miedo, pero obtuvieron el estatus de refugiadas después de algunos meses. Dicen que tuvieron suerte de no haber vivido las calamidades atroces que tantos otros migrantes han experimentado en la misma ruta. “El sueño americano ya no creo que exista”, reitera, después de agradecer que en México la hayan tratado tan bien.

En el fondo, un largo pasillo con personas con platos en la mano anuncia que es la hora de la comida. Emmanuel Herrera, coordinador de la casa, explica que la gran mayoría de quienes están recibiendo en ese momento los alimentos son venezolanos que están a la espera del próximo vuelo hacia su país. Llegaron ahí después de que un primer viaje de retorno saliera del Aeropuerto Felipe Ángeles, con 308 personas, durante el mes de abril.
Gran parte de los venezolanos que se fueron en ese viaje eran también las familias que se apostaron frente a la embajada de Venezuela, en Polanco —una de las zonas más adineradas de la capital— y a quienes personal de la misma sede diplomática les prometió la gestión de un vuelo de retorno con la condición de que se alojaran en una casa de asistencia. Así lo hicieron, y después de unos tres días, fueron trasladados a su país.
Eso fue un parteaguas para la situación de la Casa de Asistencia Vasco Quiroga. A partir de ahí, señala Herrera, la población aumentó en un 300%, en las dos últimas semanas: “Ahí yo tenía una población de 130 y ahorita ya son 380. Actualmente, ya las personas se están enterando más de las casas de asistencia. Porque también empezamos a invitarlos y a decirles que ya se estaba hablando con la embajada de Venezuela. Obviamente, no nos creían, decían que nada más era un gancho más”, dice. El vuelo de retorno más reciente salió el pasado 7 de mayo, con 97 personas a bordo.
Temístocles Villanueva, Coordinador de Movilidad Humana en Ciudad de México, confirmó también, hace solo unas semanas, la salida de aquel vuelo de retorno y también que el Gobierno mexicano estaban en constante comunicación para que el Gobierno de Nicolás Maduro contribuya a que sean cada vez más. Villanueva asegura que del total de la población migrante que está varada en la capital mexicana, un 80% de personas son provenientes de Venezuela. “Estamos haciendo el esfuerzo por tener un vuelo al mes”, asegura.
En lo que va del año, la población migrante de los campamentos irregulares, como el que se ubicaba en la Plaza de la Soledad, el de la avenida Cien Metros, y parte del que se ha colocado cerca de las vías del Tren de Vallejo, ha sido reinstalada. El Gobierno local informó que en los tres lugares, unos 3.000 migrantes vivían en condiciones precarias, insalubres e inseguras. También dijeron que un 80% de ellos han sido reubicados.
Algunas familias han ido a Vasco de Quiroga, en Tepito, que tiene ya una capacidad de 500 personas, y otras a la casa de asistencia González Bocanegra, ubicada en la colonia Morelos, con 300 espacios libres. Además, la istración de Clara Brugada ha anunciado la construcción de otro centro de atención a la población migrante que estará listo también en la colonia Morelos próximamente. En conjunto, estos tres centros tendrán habilitados 1.600 lugares para esta población. “Lamentablemente, hay mucho estigma sobre los albergues, algunos dicen que son espacios que mantienen recluida la gente o privada de su libertad. Y no es así. Los albergues son a puertas abiertas, se les garantiza desayuno, comida y cena. Son espacios limpios, con servicios sanitarios, con lavandería”, afirma Villanueva.
El coordinador del Centro Vasco de Quiroga, asegura, además, que dejarán de llamarles albergues y que desde ahora son llamados como casas, para darles un sentido más humano, asegura. El nuevo centro conformará un corredor de asistencia a la población migrante, que comenzará a funcionar cuando el nuevo espacio esté listo: “Igual va a estar aquí, en la zona de Tepito, son 5.800 metros en los que se planea tener este centro multiservicio. ¿En qué mejor zona? Aquí, originalmente, han recibido a muchos comerciantes, a judíos, a población de fuera que aquí crecieron y se fueron expandiendo. Es la naturalidad de la zona, de los tepiteños, de recibir a la gente", dice.
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