Maricel Álvarez, actriz: “Como artistas, en Argentina, somos uno de los enemigos favoritos del Gobierno”
Artista multidisciplinar, como actriz en cines la descubrimos en ‘Biutiful’ y ahora estrena ‘La llegada del hijo’, de Cecilia Atán y Valeria Pivato

En La llegada del hijo, las cineastas argentinas Cecilia Atán y Valeria Pivato presentan a una madre, Sofía, que espera en casa a un hijo ya adulto después de haber cumplido una condena por un crimen que cometió siendo aún adolescente. Estrenado en el pasado Festival de San Sebastián, el filme ha llegado ahora a cines en toda España después del huracán mediático que provocó la serie Adolescencia y su reflexión sobre la violencia machista entre los jóvenes para ampliar una conversación muy necesaria que va más allá de la culpa y buscar el porqué. “La condena fue cumplida, pero ¿qué pasa con esa relación maternofilial íntima? ¿Cómo se reconstruye? ¿Es posible hacerlo? ¿Qué hacemos, como sociedad, con un adolescente que atravesó el horror de la cárcel y a su vez, tiene una vida socialmente activa por delante?”, cuentan las dos directoras sobre las cuestiones que plantean. Frente a un dilema tan delicado necesitaban como compañera de trabajo, como Sofía, a una actriz que “entendiera profundamente el personaje”, y la encontraron en Maricel Álvarez (Buenos Aires, 52 años), artista multidisciplinar, “de artes escénicas, performática, curadora, docente”, en la que vieron la humanidad de esta madre sometida al último tabú maternal: ¿se puede perdonar a un hijo? “La gran pregunta es si es posible la recomposición en aras de un amor que se debe profesar porque la maternidad lo impone”, explica Álvarez para quien La llegada del hijo es su primer protagonista total en cine en casi dos décadas.

Mundialmente la descubrimos en pantalla en Biutiful, de Iñárritu (2010), junto a Javier Bardem. “Todo el mundo me vuelve a ella, y es un hito en mi carrera, aunque uno entre muchos”, matiza. “Fue una de esas experiencias que te llega y no puedes dejar pasar y me abrió un camino que yo no supe andar, viajes a Los Ángeles, entrevistas con directores de casting… Lo que sí trajo a mi vida fue el cine y, desde entonces, intento hacer una o dos películas al año e intento que sean personajes destacados, aunque sé que no tengo un perfil comercial y no me llegan muchos, pero creo que defender eso es también una posición política, ética y poética”, subraya la intérprete.

El cine lo compagina con exposiciones, con obras de teatro por todo el mundo (acaba de estar en Nave 10 de Matadero con Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos, de Marta Velasco); hasta marzo expuso en el Reina Sofía “una pieza sonora sobre el esperpento de Valle Inclán”; forma parte del colectivo performático La Columna Durruti… Dice que los proyectos la eligen y ella los elige, “debe ser algo mutuo”. “Me diversifico por intereses personales, porque todo lo que hago me enseña sobre mi oficio, me pone en relación con otras personas, con otras generaciones, con otros discursos, con otras miradas, todo se vuelve más complejo, más bello, más interesante”, explica. No para y ahora más que nunca debe seguir. “Como artistas, en Argentina, somos uno de los enemigos favoritos del Gobierno”, advierte. ¿Y cómo se crea en estos contextos? “Siendo muy conscientes de los tiempos que nos toca vivir —contesta—, atravesándolos y de alguna manera asumiendo el signo trágico también de estos tiempos”.
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